Llegue a mi casa, apenas atravesé la puerta percibí dentro una presencia extraña; aún estaba oscuro pero comenzaba a amanecer. Di dos pasos y una fuerza extraña me tiró hacia la pared.
-Hace horas que te espero- me dijo. Sentía su aliento frío en mi cuello, su pecho agitado sobre el mío.
-¿Qué estás haciendo Princesa? no te estás alimentando por completo. Sólo estás quedándote con sus emociones y sentimientos. Los humanos se destruyen a sí mismos con esas emociones que tu te tragas, debes comprender cuál es el motivo de tu presencia en este mundo. No has venido aquí solo para redimirlos, debes elegir aquellos que de verdad te alimenten, y debes matarlos. En tu corazón humano ya está latiendo el espíritu de la asesina que eres.
Me excitaba mucho su cuerpo contra el mío, el movimiento que con su mano hacía contra mi trasero y la manera como rozaba su pubis contra mí. Pero lo que más me estaba enloqueciendo era su voz áspera susurrando en mí oído y las palabras que pronunciaba. Me hablaba de sangre, de sexo, de locura, de muerte.
Entendí todo. Mi deber aquí era sembrar una semilla en los humanos. Una semilla oscura que para muchos significaría dolor, para otros, muerte. Y para muchos otros, libertad.
Lo bese muy profundamente con mi boca semi abierta y mi lengua dispuesta a encontrar pronto la suya. Apreté mi cuerpo contra el suyo en clara muestra de deseo, el tomo mis caderas y me alejó.
-Debes entender que no tengo ningún derecho a poseerte Princesa- lo miré fijamente, tomé su rostro con mi mano y le dije:
- Lo que he entendido es que tú eres mío y serás mío de la manera que yo más quiera. Y en este momento no me importa nada lo que pasa afuera, sino que en mi interior hay un deseo intenso de sentirte dentro de mí. Un deseo de que me hagas sentir tu piel contra mi piel, de que tu boca recorra mi cuerpo. Que tragues cada uno de mis jugos. Que sientas como te abraza mi carne, como te domina mi ser. Si es verdad que eres mi esclavo, quiero que hoy te quedes aquí. Y que tú tragues mis emociones desesperadas. Que me hagas explotar y gritar. Que no pueda sentir ni un músculo tieso. Y que el calor de la explosión, quite de mi esta sensación de vacío inmenso.
Me miró me beso y rodamos por el suelo, hizo todo eso y mucho más, hasta que quedé dormida.
Un par de horas después, me despertó el teléfono, cuando se activó la contestadora. Escuché una voz conocida que hacía mucho tiempo no escuchaba. No lo podía creer era el hombre que hace mas de dos meses me rompió el corazón cuando lo descubrí teniendo sexo con su vecina del piso de arriba. ¿Me está llamando y quiere verme?, de repente se me ocurrió algo.
-Mmm, este pendejo debe saber rico. Ok, querés verme, entonces nos veremos por última vez… a vos querido… no te voy a tener piedad.
Me vestí con la ropa que sé que le gusta, me maquillé y me fui a buscarlo, pero antes, llamé a su querida vecina, y con un poder que no sabía que tenía me hice pasar por él… -¿podes pasar por casa en una hora? Te extraño…- ella me creyó.
Llegué en menos de una hora y sin dejar que el dijera nada lo besé. Se entregó tan fácilmente. Lo llevé a la cama y lo deje atado a la misma y con los ojos tapados.
-Hoy tengo ganas de jugar- le dije -sé que te va a gustar- puse la música alta para que no escuchara el timbre. Y cuando su vecina llegó usando mi perfecta imitación de la voz de él, le dije que entrara con los ojos cerrados. Lo hizo como la trola estúpida que es, riéndose con esa risita de nena boba y alzada. La llevé hasta el dormitorio y no abrió los ojos, allí se los tape con un pañuelo. A él le tape la boca y le destapé los ojos.
-Quiero que veas a qué y con quién quiero jugar- le dije al oído.
Creo que no supo que pensar cuando me alejé de él y me acerqué a ella desde atrás tomándole los pechos con mis 2 manos y besándola en el cuello. Deslicé una de mis manos y le subí la falda para introducirla bajo su ropa interior. Ella se retorcía con mis dedos y el perecía excitado, muy excitado. La dejé ahí parada sin poder moverse casi como una muerta en pie y excitada. Me trepé en la cama hasta quedar en cuatro patas arriba de él.
-¿Te gusta verdad? Esto te va gustar más…
Baje con mi boca por su vientre hasta llegar a su ingle y recorrí su miembro con mi lengua húmeda. Su olor me dijo todo… él sería mi primera víctima verdadera. ¡¡Por infelíz!! ¡¡Y por estúpido!!¿Para qué quiso volver?
Se lo lamí por unos minutos para que se ilusionara con el placer máximo. Cuando aumentó por completo la presión sanguínea en su virilidad, lo mordí y esta vez si me tragué toda la sangré con voracidad ilimitada. Dejando que llenase mi cuerpo y me saciara el deseo de hacerlo sufrir. Cuando note que ya no respiraba lo dejé y me acerque a su adorada vecina, que seguía parada allí inmutable. Aun disfrutando de la sensación que mis manos habían dejado en su piel, me acerqué y la bese en la boca dejándosela llena de la sangre de él y desaparecí de allí. En el segundo que reaccionó y lo vio bañado en sangre sobre la cama, levanto su mano tocando la sangre en sus labios.
No pudo recordar nada, quedó así, parada como si nada, pensando que ella misma lo había matado.
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